A esos pueblos, abandonados y tristes.
( La autora )
Abandonados pueblos...
sobre un paisaje abrupto y desolado,
cadáveres del tiempo y el olvido
cayéndose a pedazos,
que una guadaña asola
pasando con soledad de Apocalipsis
y silenciosa... cabalga por sus calles.
Todo callado y quieto
igual que las estatuas,
son figuras esculpidas en el escombro,
dónde crece silvestre el jaramago.
¿ Dónde están esos hijos
nacidos en tu tierra milenaria,
que emigrantes en otros lares...
llevaron en su memoria tu recuerdo ?
A veces... sí,
la soledad se siente madre,
añorando las voces infantiles
del patio de la escuela,
y el aire va buscando aquellos juegos
al pasar por las esquinas;
se apagaron el eco de sus pasos,
y el canto de sus voces
de niños... como pájaros.
Todo callado y quieto,
en lo que fue una florida reja,
el cuclillo su nido ya ha tejido,
y la experta alimaña...
sobre piedras sus limites marcó,
y la hiedra que escala las ruinas
va invadiendo descarnadas paredes,
del viejo muro, el pozo y arriate.
Abandonados pueblos...
¡ Que tristeza me infunde tu paisaje !
Ya no existe...
aquel olor a pan recien cocido,
ni risas jovenes...
alrededor del fluir cristalino de tu fuente;
ya no hay flores que alegren el lugar,
ni la anciana ya riega sus macetas.
Todo callado y quieto...
son ruinas que guardan en sus arcanos,
secretos escondidos,
en letargos de un pueblo que se muere
en la paz del olvido y el silencio;
¡ De un cementerio triste...
que en paginas de piedras
escribe sus memorias !
