Al visitar Italia fue Pompeya
la que dejó marcadas en mi mente,
tan fuerte la impresión, tan hondamente,
grabando con su fuego la epopeya.
A la antigua ciudad yo la veía,
con cenizas y lava muy candente...
el horror de su historia sorprendente,
me hizo ver, caminando en plena vía.
Vi, mercaderes de perfumes, linos,
de túnicas de sedas o de sargas,
los esclavos tirando de las cargas
y al Vesubio rugir como felinos.
Cómo un sueño lo vi, cómo entre gasas,
la plaza con el templo de Artemisa,
el bullicio formado por la prisa...
sus calles empedradas y sus casas.
En lares de patricios hay lebreles
las paredes con frescos dibujados
de azulejos los suelos enlosados;
y se ciñen las sienes con laureles.
De todo cuanto vi de impresionante,
de esclavo es la figura que destaco,
cuerpecillo menudo, débil, flaco,
los ojos se tapaba en ese instante.
No quiso ver, cómo Pompeya ardía,
ni al volcán, que ese fuego va extendiendo,
su vida se le acaba presintiendo...
al crujir del volcán, que lo vertía.
¡ Vio el Vesubio de lava desbordado !
y apretando con gran dolor los dientes,
se quedó con su perro tan valientes...
para siempre los dos ¡ Petrificados ¡
martes, 15 de abril de 2008
" Al visitar Pompeya "
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